Todo sucede como quien le afea
a la manzana el hecho de que sea
tan agradable comida.
Pero hay más peligros en la vida.
Dejarla en el árbol suspendida,
tenerla en mármol esculpida,
y el peor, la amenaza postrera:
reprocharle que sea de cera.
Sección: Rainer María Rilke