A Isidoro de Blas ¡Qué esfuerzo, qué esfuerzo del caballo por ser perro!, ¡qué esfuerzo del perro por ser golondrina!, ¡qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!, ¡qué esfuerzo de la abeja por ser caballo! Y el caballo, ¡qué flecha aguda exprime de la rosa!, ¡qué rosa gris levanta de su belfo!; y la …
Categoría: Federico García Lorca
Al despertar… – Federico García Lorca
Al despertar… Al despertar uno se vuelve al que era al que tiene el nombre con que nos llaman, al despertar uno se vuelve seguro, sin pérdida, al uno mismo al uno solo recordando lo que olvidan el tigre la paloma en su dulce despertar. Federico García Lorca
Alma ausente – Federico García Lorca
Alma ausente No te conoce el toro ni la higuera, ni caballos ni hormigas de tu casa. No te conoce el niño ni la tarde porque te has muerto para siempre. No te conoce el lomo de la piedra, ni el raso negro donde te destrozas. No te conoce tu recuerdo mudo porque te has …
Oda a Walt Whitman
Por el East River y el Bronx los muchachos cantaban enseñando sus cinturas con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas y los niños dibujaban escaleras y perspectivas. Pero ninguno se dormía, ninguno quería ser río, ninguno amaba las hojas grandes, ninguno la lengua …
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías – FEDERICO GARCÍA LORCA
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías Federico García Lorca A mi querida amiga Encarnación López Júlvez 1 La cogida y la muerte Abajo A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. Un niño trajo la blanca sábana a las cinco de la tarde. Una espuerta de cal ya prevenida a …
La casada infiel – FEDERICO GARCÍA LORCA
Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su …