Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda[2], verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando y …
Categoría: Federico García Lorca
Y después – FEDERICO GARCIA LORCA
Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.) El corazón, fuente del deseo, se desvanece. (Sólo queda el desierto.) La ilusión de la aurora y los besos, se desvanecen. Sólo queda el desierto. Un ondulado desierto.
El silencio – FEDERICO GARCIA LORCA
Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes hacia el suelo.
Muerte – FEDERICO GARCIA LORCA
A Isidoro de Blas ¡Qué esfuerzo, qué esfuerzo del caballo por ser perro!, ¡qué esfuerzo del perro por ser golondrina!, ¡qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!, ¡qué esfuerzo de la abeja por ser caballo! Y el caballo, ¡qué flecha aguda exprime de la rosa!, ¡qué rosa gris levanta de su belfo!; y la …
Al despertar… – Federico García Lorca
Al despertar… Al despertar uno se vuelve al que era al que tiene el nombre con que nos llaman, al despertar uno se vuelve seguro, sin pérdida, al uno mismo al uno solo recordando lo que olvidan el tigre la paloma en su dulce despertar. Federico García Lorca
Alma ausente – Federico García Lorca
Alma ausente No te conoce el toro ni la higuera, ni caballos ni hormigas de tu casa. No te conoce el niño ni la tarde porque te has muerto para siempre. No te conoce el lomo de la piedra, ni el raso negro donde te destrozas. No te conoce tu recuerdo mudo porque te has …
Oda a Walt Whitman
Por el East River y el Bronx los muchachos cantaban enseñando sus cinturas con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas y los niños dibujaban escaleras y perspectivas. Pero ninguno se dormía, ninguno quería ser río, ninguno amaba las hojas grandes, ninguno la lengua …
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías – FEDERICO GARCÍA LORCA
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías Federico García Lorca A mi querida amiga Encarnación López Júlvez 1 La cogida y la muerte Abajo A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. Un niño trajo la blanca sábana a las cinco de la tarde. Una espuerta de cal ya prevenida a …
La casada infiel – FEDERICO GARCÍA LORCA
Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su …