Todos han muerto. Murió doña Antonia, la ronca, que hacía pan barato en el burgo. Murió el cura Santiago, a quien placía le saludasen los jóvenes y las mozas, respondiéndoles a todos, indistintamente: «Buenos días, José! Buenos días, María!» Murió aquella joven rubia, Carlota, dejando un hijito de meses, que luego también murió a los …
Categoría: Poemas en prosa
Identidad – HUGO MUJICA
Identidad Un cuarto desnudo, o despojado hasta el extremo sería más correcto: apenas la cama de hierro sobre la que yazgo desnudo. Me ataron las manos en las espaldas, con los dedos entrelazados (como si rezara hacia atrás); los tobillos —con sogas— los sujetaron a los barrotes de la cama; arrancaron todas mis ropas y …
Sin ecos – HUGO MUJICA
Sin ecos Uno puede ampararse del miedo escribiendo “miedo”, como para tener miedo a algo, miedo a escribir, no terror de nada, de no escribir “nada”. De vivir sin ecos, como hablan los marinos en alta mar, como rezan los que son escuchados. Click para leer más poemas de Hugo Mujica
Dos maniquíes – HUGO MUJICA
Dos maniquíes Mi madre y mi padre: dos maniquíes, uno de espuma volando en la playa, el otro de nieve cayendo sobre un libro de cuentos (de ambos de carbón la sombra). Los dos bajo la lluvia, la que me lavó de ellos, pero alto, donde la lluvia es todavía lago, alto, donde los niños …
Arthur Rimbaud – Poemas cortos – Adiós
Adiós ¡El otoño ya! — Pero por qué añorar un sol eterno, si estamos empeñados en el descubrimiento de la claridad divina — lejos de las gentes que mueren a lo largo de las estaciones. El otoño. Nuestra barca erguida en las brumas inmoviles vira hacia el puerto de la miseria, la ciudad enorme bajo …
Poesía – Francis Ponge – Orillas del mar
Orillas del mar El mar hasta la cercanía de sus límites es una cosa sencilla que se repite ola por ola. Pero para llegar a las cosas más sencillas en la naturaleza es necesario emplear muchas formas, muchos modales; para las cosas más profundas sutilizarlas de alguna manera. Por eso, y también por rencor contra …
Poesía – Francis Ponge – La naranja
La naranja Al igual que la esponja, la naranja busca recuperar su compostura tras pasar por la prueba de haber sido estrujada. Pero si bien la esponja lo consigue siempre, la naranja jamás, porque sus células ya estallaron, sus tejidos están ya desgarrados. Mientras externamente va de a poco recobrando su forma gracias a su …
El bibliófilo – Max Jacob
El bibliófilo La encuadernación del libro es una redecilla dorada que retiene prisioneras cacatúas de mil colores, barcos cuyas velas son estampillas postales, sultanas que tienen paraísos sobre la cabeza para demostrar que son muy ricas. El libro retiene prisioneras heroínas que son muy pobres, barcos de vapor que son muy negros y pobres gorriones …
Gritar – Henri Michaux
Gritar El panadizo es un sufrimiento atroz. Pero lo que más me hacía sufrir era el hecho de que yo no podía gritar. Porque estaba en el hotel. La noche acababa de caer y mi habitación se encontraba en medio de otras dos donde había gente durmiendo. Entonces, me dediqué a extraer de mi cráneo …
Pensamiento en el mar – Paul Claudel
Pensamiento en el mar El barco prosigue su ruta entre las islas; el mar está tan tranquilo que se diría no existe. Son las once de la mañana y no se puede decir si llueve o no. El pensamiento del viajero se traslada al año anterior. Vuelve a ver su travesía del Océano en la …
El ostiaco – Danielle Sarréra
El ostiaco Ese gran invernal enlutado en una laguna seca, portador de antorchas mentirosas, y al que una sola patada enviaría a asarse en el Infierno, ese desvergonzado barbudo con ojos atascados de pelo de cabrón —qué hermoso y desnudo estaba con sus medias negras diciendo la misa—, ese ostiaco rojo de las noches con …
Las ventanas – Charles Baudelaire
Las ventanas Quien mira desde afuera a través de una ventana abierta nunca ve tantas cosas como el que mira una ventana cerrada. No hay objeto más profundo, más misterioso, más fértil, más tenebroso, más deslumbrante que una ventana iluminada por una vela. Lo que se puede ver al sol es siempre menos interesante que …
Nadie – Paul Éluard
Nadie Él coloca un pájaro sobre la mesa y cierra los postigos. Se peina, sus cabellos en sus manos son más dulces que un pájaro. *** Ella predice el porvenir. Y mi tarea es verificarlo. *** El corazón herido, el alma dolorida, las manos lastimadas, los cabellos blancos, los prisioneros, el agua entera está sobre …
Fidelidad – René Char
Fidelidad Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa hacia dónde en el tiempo dividido. Ya no es mi amor, todos pueden hablarle. Ella no recuerda ya; ¿quién en verdad la amó? Busca su igual en el ruego de las miradas. El espacio que recorre es mi fidelidad. Dibuja la esperanza y …
Las muchedumbres – Charles Baudelaire
Las muchedumbres No es dado a todos tomar un baño de multitud: gozar de las muchedumbres es un arte; y sólo puede darse, a expensas del género humano un atracón de vitalidad aquel a quien un hada haya otorgado desde la cuna el gusto por el disfraz y la máscara, el odio por el domicilio …
La Cordillera de los Andes – Henri Michaux
La Cordillera de los Andes La primera impresión es terrible y cercana a la desesperación El horizonte de pronto desaparece. Las nubes no son más altas que nosotros. Infinitamente y sin accidentes, allí están, donde nosotros estamos, Las altas planicies de los Andes, que se extienden, que se extienden. El suelo es negro e inhospitalario …
Amor al prójimo – Max Jacob
Amor al prójimo, Max Jacob A Rousselot. ¿Quién vio al sapo cruzar una calle? Es todo un hombrecito: una muñeca no es más minúscula. Se arrastra sobre las rodillas: ¿tiene vergüenza, tal vez…? ¡No: es romántico! Una pierna se le retrasa, ¡y la vuelve a traer! ¿Adónde va, así? Sale del albañal, pobre clown. …
Embriáguense – Charles Baudelaire
Embriáguense Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero …