I. Mi primer pensamiento fue que él mentía con cada palabra, Aquel anciano decrépito, con ojos maliciosos observando con astucia el efecto de su mentira en los míos, y la boca que apenas disimulaba el júbilo, que deformaba sus labios, por haber atrapado otra víctima. II. ¿Para qué no estaba él dispuesto con su cayado? …