Un poema vulgar
Por tu amor estoy dispuesto a decir la palabra más trivial.
Mi casa está limpia y resplandece.
Despierto, y cada amanecer es un vaso de porcelana que se ocupa con lentitud.
Amor es como Tao, que llena todos los vacíos.
El arreglo floral, sobre mi mesa,
abarca la totalidad del jardín.
El campesino, ante su felicidad grita «¡Mala cosecha!»,
para confundir a los Seis Diablos del Cielo.
Pero, ¿quién temería al tigre, siendo elefante?
Un hombre enamorado nunca será un astuto guerrero,
ni un gran sabio, ni un buen poeta.
Tung Tai. Reino de C´hao.