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Soneto 28 – WILLIAM SHAKESPEARE

¿Cómo podrá entonces volver mi alegría,
estando así privado del bien que da el reposo?
pues el rigor del día la noche no lo alivia
y el velar nocturno al día deja ansioso.

Y aunque enemigos en sus dominios sean,
se alían entre ellos pues quieren torturarme,
con sus fatigas uno, la otra con sus quejas
al ver que alejado de ti voy a angustiarme.

Para alegrar al día le digo cuánto brillas,
o bien cuánto lo agracias si el cielo está nublado;
también digo a la noche de lóbregas mejillas
que aun sin astros haces que el cielo esté dorado.

Pero a diario el día prolonga mi tortura,
y cada noche vuelve más grande mi amargura.

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