precisamente un nada gran por qué como soy
(que el porque de la muerte por pequeño no halla)
podría, por perfecta misericordia, un sueño
vivir con mayor vida que la estrella que gira
—un sueño sin sentido (ni nada que dé muerte)
un quién de entrega (que no toma el simple qué)
un prodigio que siente todo ser respirarte
(pero ninguno piensa) un saber no enseñado—
tan no grande en verdad como el por qué que soy
(para el enorme porque de morir tan pequeño)
con más misericordia que la misericordia
de la perfecta luz tras días de tiniebla,
podrá trepar; cantar: florecer (como el propio
abril de abril y el despertar de despertar)