Autores de Azerbaiyán Nizami Ganjavi

Poema de Nizami Ganjavi, poeta clásico de Azerbaiyán

Título: Loas a Muhammad, Señor de los enviados de Dios (fragmento de «Las siete princesas»)
Poema de Nizami Ganjavi (1141-1209)

Publicado en Cooperación con el Centro Estatal de Traducción de Azerbaiyán y Antología Poética del escritor Martín Riva.

TEXTO:

El punto de la circunferencia del compás primigenio,
el sello del final de la creación,
el nuevo fruto del jardín de los siete cielos antiguos,
la perla real del intelecto, la corona de la palabra,
¿quién es (todo ello) sino el Señor de la intención divinamente confirmada,
Ahmad , el Enviado, el apóstol de Dios?
Rey de los profetas, por la espada y por la corona:
su espada es la Ley; su corona, la Ascensión .
Humilde, pero mérito esencial de los elementos,
luz para el Divino Tapiz, sombra para el Trono,
aquel que tañe las cinco fanfarrias reales de la Ley Santa,
aquel que implanta los cuatro fundamentos del reino de la tierra .
Todos los seres son barro y él es la meta del ser.
Él es el loado (Muhammad) y su profecía es loable.
De la primera arcilla con que se amasó a Adán ,
él fue la parte pura; el resto de los hombres fue la hez;
y del último ciclo que movió el firmamento,
él recitó la invocación final para sellarlo.
El orden y la prohibición dependen, en verdad, de él:
lo que él prohíbe es malo, lo que ordena es bueno.
A él, que de la pobreza hacía honra y no tormento,
¿qué le importan los tesoros?
Para él, por cuya obra se oscureció el blanco día ,
¿qué importancia tienen el sol y la sombra?
Él fue el divino Vicario del reino,
el destructor de las realezas humanas:
abatió a los soberbios, mas dio la mano al caído;
trató bien a los buenos; obligó y venció a los opresores;
por una parte, la espada de sangrienta violencia,
por otra, la misericordia como bálsamo.
Su bálsamo fue caricia para el angustiado;
su espada, golpe destructor para los corazones de piedra.
Aquellos que ensillaron los caballos para combatir contra él,
y a la cintura se ciñeron un cuero de odio,
he aquí que todos golpean el cuero sobre su tambor después de tantos años.
Aunque el Señor lo eligió entre todas las criaturas
y creó los cielos por amor a él , su ojo,
que es sello de divinas visiones,
posee vergeles que no pertenecen a este jardín material.
Los que sostienen los anillos del firmamento
vestido de negro son esclavos
con anillos en las orejas a su servicio.
Él escoge los Cuatro Amigos electos,
en el origen y en la ramas,
que son las cuatro paredes del arca de la Ley.
De la bendición derivó la luz de sus ojos:
¡recaigan las bendiciones sobre su naturaleza!
Cuando su aliento esparcía almizcle por el aire,
hacía caer dátiles frescos de la palmera seca.
Con una alma semejante, cuyo aliento es siempre ayuda,
de la tierra al cielo es todo un gran cuerpo,
que de aquella alma extrae la vida:
son todos un Trono y él es su Salomón.
Su poder milagroso es dátil fresco para la seca espina,
y Su dátil es espina para el enemigo; ésta es la maravilla.
La tijera de su dedo ha hendido en su mano la manzana de la luna;
espantó así, con el tajo, la manzana,
pero arrebató la catarata de las estrellas .
El creador lo ha elogiado, pues éste es el Elegido,
aquél el Elector:
¡desciendan plegarias mayores que el ámbito de la esfera azul sobre el elector y el elegido!

FIN

Notas de la traductora:

1. Ahmad, en árabe, literalmente «el loadísimo», es sinónimo de Muhammad (part. pas. «el muy loado»), nombre del profeta del Islam.

2. «Ascensión», micrāŷ en árabe y persa, es la legendaria subida a los cielos de Muhammad, basada en un sutil pretexto del Corán, pero muy desarrollada por la tradición posterior.

3. «Las cinco fanfarrias reales» se refieren a la nawba, una especie de fanfarria real que se tocaba ante el palacio de los soberanos cinco veces al día, o en ocasiones muy especiales, a determinadas horas. Es signo de majestad y potencia. El número aparece vinculado a los cinco preceptos fundamentales de la ley islámica, esto es, profesión de fe, oración, ayuno, peregrinación y limosna ritual.

4. Muhammad no aparece aquí como figura histórica profética, sino como Luz Muhammadí, Logos eterno. Los «cuatro fundamentos» corresponden a los cuatro elementos.

5. En la tradición gnóstica irano-islámica, Adán no es tanto el primero de los hombres como el primero de los profetas y símbolo del hombre cósmico. Aunque hecho de arcilla − según el Corán, II, 30 y ss.–, los ángeles se prosternan ante él. El «resto de la arcilla de Adán» es un concepto que se encuentra en muchos autores místicos.

6. Se refiere al conocido hadiz (tradición atribuida al Profeta Muhammad): «Mi honra es la pobreza».

7. Alusión evidente al milagro de un eclipse atribuido a Muhammad por las tradiciones.

8. «Creó los cielos por amor a él». Referencia a otro conocido ḥadīṯ qudsī (es decir, una tradición que refiere palabras directas de Dios): «De no ser por Ti [oh Muhammad] no habríamos creado el universo».

9. Puesto que en este lenguaje «los anillos del firmamento» son los cielos y «el que lleva un anillo en la oreja» es el esclavo, debe entenderse lo siguiente: los cielos (nocturnos) no son más que esclavos al servicio del Profeta Muhammad.

10. «Los cuatro amigos» son los cuatro primeros califas Abū Bakr, ‘Umar, Uṯmān y ‘Alī. Los shiíes consideran usurpadores a los tres primeros, y reconocen solo a ‘Alī y sus descendientes. El pasaje demuestra la afiliación
sunní de Nizami.

11. La tradición atribuye como milagro a Muhammad la quiebra de la luna. El pretexto se encuentra en un misterioso versículo coránico (LIV,1): «Se ha quebrado la luna; la Hora está cerca», probablemente una alusión escatológica. La luna recibe el nombre de «catarata de las estrellas» por su luz blanquecina que apaga la mirada de los astros. Al quebrar la luna, Muhammad «arrebata la catarata de las estrellas».

Sobre el autor

Nizami Ganjavi

(1141-1209)

Es el gran poeta de Azerbaiyán, sufi místico. Nació y vivió en Ganja (Ganyá), la capital de la antigua región de Arrán (actual Azerbaiyán). Sus obras Tesoro de los misterios, Khosróv y Shirín, Leylí y Majnún, Las siete princesas (Las siete bellezas), Iskandarnamah (El libro de Alejandro Magno), los divanes (la colección de poesías), los gazales y los dichos sabios alcanzaron gran fama en Oriente Próximo desde principios del siglo XII.

La traducción es de Carmen Linares.