Me dices que estos versos son oscuros, y acaso
lo son, sin embargo, menos de lo que he querido.
Cerremos nuestra ventana sobre la felicidad robada,
por miedo a que entre el día,
y vele para siempre la foto que deseaste.
Me dices nuestro amor si es que inaugura un mundo,
es un mundo en el que la gente gusta de hablar sencillamente.
Deja allá a Lancelot, deja la Tabla Redonda,
Ireo Virnana Esclarnionda,
que por espejo tenía una espada deformadora.
Lee el amor en mis ojos y no en las sombras.
No trastornes tu corazón con sus antiguos filtros.
Las ruinas a mediodía son solamente escombros.
Esa es la hora en que tenemos dos sombras
para mejor estorbar el arte de los románticos.
Tendría acaso la noche más encanto que el día.
Vergüenza para aquellos que ante el puro cielo no suspiran.
Vergüenza para aquellos que, un niño de golpe no desarma.
Vergüenza para aquellos que no tienen lágrimas
para un canto callejero una flor en los prados.
Tú me dices si tú quieres que te ame y te ame.
Es preciso que ese retrato que vas a pintarme
tenga como un verde nido sobre fondo de crisantemo.
Un tema escondido en su tema.
Y une al amor el sol que ha de venir.