¡Gracias, Macsito de Pueyrredón y Juan Perón,
por bancarme las mañanitas a cambio de un café !
¡Gracias, bushísima cafetería del mundo moderno,
por atar mis pensamientos en el vidrio sucio de los locales del Once!
¡Sin ti, gran Macsito de chicas criollas y argentinas
(no todo es del Imperio) ¿Dónde estaría yo ahora?!
¡Gracias, Macsito, amigo del alma y de las circunstancias,
qué pena me da cuando la multitud con banderas del Che
vienen a romperte los vidrios y las persianas !
¡Macsito de la Empresa Bushista, viva tu imperialismo
de McCombo, medialuna y café.!