Somos los impostores miméticos
que rondan en la sombra de las viejas casas
sustituyendo los rostros familiares
por otros semejantes pero herméticos.
Hablando sobre giras y viajes
entramos en las vidas de otros,
transformando sus relaciones
en un infierno de confusiones.
Una vez sembrada la semilla del rencor,
partimos, satisfechos y compasivos;
somos los que corroen el amor,
los que pervierten los sentimientos.