Somos sumamente corteses el uno con el otro
decimos: qué agradable encontrarnos después de tantos años.
Nuestros tigres beben leche,
nuestros balcones van a pie.
Nuestros tiburones se ahogan en el agua.
Nuestros lobos bostezan frente a jaulas abiertas.
Nuestras víboras se quedaron sin relámpagos,
los monos sin inspiración, y los pavos reales sin plumas.
Los murciélagos renunciaron a nuestros cabellos tiempo ha.
Sucumbimos al silencio sin acabar la frase,
sonreímos, sin recursos.
Nuestros humanos
no saben qué decirse.