Aborrezco tanto el seguir como el guiar.
¿Obedecer? ¡No! ¿Mandar? ¡Jamás!
Quien no es terrible para sí, no inspira terror a nadie,
y sólo quien causa terror puede dirigir a los demás.
¡Yo, hasta el dirigirme a mí mismo aborrezco!
Semejante a los animales del bosque y del mar, me agrada
ensimismarme,
acurrucarme a soñar en encantadores desiertos,
recordarme a mí mismo lejano,
seducirme a mí mismo, hacia mí mismo caminar.
Sección: Friedrich Nietzsche