Rezo con piedad cinco veces al día;
protesto dócilmente la unidad de Dios;
hago mis abluciones cuando debo
y no rechazo al menesteroso.
Una vez al año, guardo un mes de ayuno;
me mantengo apartado de los falsos dioses.
También es cierto que no soy un mojigato
y que acepto un vaso cuando se me ofrece.
Riego con vino puro la buena carne
de cabras y cabritos gordos y sabrosos,
con huevos, vinagre y verduras tiernas,
que es lo mejor contra la resaca.
Y cuando la caza se pone a mi alcance
me lanzo tras ella como un lobo hambriento.
Dejo sin embargo las llamas del infierno
para la herética camada de los shiíes
y que ardan en él eternamente.
Sección: Abu Nuwas