Así nos completamos
Elvio Romero
Al comienzo el amor, buena muchacha,
al comienzo el amor, las soledades
y las noches doradas.
Al comienzo el amor. Y adivinabas
que el pecho que nutría tus anhelos
te invitaba a su marcha.
Te trajo aquí el amor. Y nuestras ramas
buscaron conseguir pronto la altura,
pronto una tierra honrada.
Bastó mirar alrededor. Y el alba
entró resuelta a gobernar el fuego
tibio de nuestras ansias.
Te trajo aquí el amor. Y ya la casa
del amor se inundaba con los sueños
de libertad, amada.
Levantaste los tajos. Te surcaba
la misma chispa con que yo encendía
la mecha de mis lámparas.
Ya no hubo entonces soledad; ya nada
pudo turbar esa quietud profunda
que vive en tus palabras.
Y hallaste lo que es hoy tu nueva patria:
el sueño justo, el pretender sin tregua
una firme esperanza.
Así emprendemos ya, juntos, la marcha.
Y nada es duro entre los dos, por dura
que sea la batalla.
Por triste y dura, pues la vida traza
para los dos una fragante ruta
radiante y fecundada.
Así nos completamos. Somos altas
simientes injertando otras simientes,
otro sol, otras caras.
Al comienzo el amor, buena muchacha,
para lograr después, palpando el día,
la libertad mañana!