Charles Cros

Antaño – Charles Cros

Hace mucho tiempo, aunque decir
así no basta para dar una idea…
Sin embargo, ¿cómo decirlo mejor?
Hace mucho, mucho, muchísimo, pero
muchísimo tiempo.
Un día, entonces… No, no había día, ni
noche… Una vez entonces… pero no había…
Sí, una vez, ¿o cómo quieren que
diga?, se le metió en la cabeza (no, no tenía
cabeza) Se le metió la idea… Sí, eso
es, se le metió la idea de hacer algo.
Quería beber. ¿Pero beber qué? No había
vermut, ni madeira, ni vino blanco, ni
tinto, ni cerveza, ni cidra, ¡ni agua! ¡Y no
vayan a creer que hubo que inventar todo
eso que aún no existía y que el progreso
siguió. ¡Ah, el progreso!
Como no pudo beber, quiso comer. ¿Pero
qué comer? No había sopa de pichón, ni
salmón en salsa de alcaparras, ni asado, ni
papas, ni asado de res, ni peras, ni queso
fuerte, ni indigestión, ni lugar en el que
estar a solas… ¡Vivimos en el progreso y
creemos que todo ha existido siempre!
Así que al no poder beber, ni comer quiso
cantar. Cantar (triste). Bueno, ¿pero, qué
cantar? No había canciones, ni romanzas,
¡Ay, mi corazón! ¡Florecita mía! No
había corazón, ni florecita, ni el estribillo:
¡Morirás!
No había aire que transportara la voz, no
había violín, ni acordeón, ni órgano (con
un gesto)… ¡Ni piano!, para que lo acompañara
la hija del alcalde: No había alcalde.
¡Ah, el progreso!
¡Increíble, no poder cantar! Pues entonces
voy a bailar. Pero, ¿bailar adónde? ¿En
qué lugar? No había piso encerado en que
caer, ya me entienden. Nada de veladas
con candelabros, con guirnaldas de luz en
las paredes que te iluminen por detrás, ni
copas, ni bebidas que vuelcas en los vestidos.
¡No había vestidos! ¡Ni bailarinas
que los llevaran! Ni padres roncadores, ni
madres rubicundas que impidan bailar sin
parar. Así que, ni beber, ni comer, ni cantar,
ni bailar, ¿qué hacer? ¡Dormir!
¡Eso, voy a dormir! Dormir… pero si no
había noche, ni esos momentos que no
quieren pasar (Ya saben, cuando bostezamos
(bosteza), cuando bostezamos por la
noche). No había noche, ni cama, ni edredones,
ni cubrepiés tejidos, ni bolsa de
agua caliente, ni mesa de noche, ni… ¡Ya
basta! ¡Ah, el progreso!
Entonces quiso amar y se dijo: me voy a
enamorar. Voy a suspirar. Distrae. Incluso
me pondré celoso. Y le voy a pegar a mi…
¿A mi qué? ¿A qué pegarle? ¿A quién?
¿Ponerse celoso de qué? ¿De quién?
¿Enamorado de quién? ¿Suspirar por
quién? ¿Por una trigueña? No había trigueñas.
¿Por una rubia? No había rubias,
ni pelirrojas. Ni siquiera había cabellos
ni trenzas falsas ya que no había mujeres.
¡No se habían inventado las mujeres! ¡Ah,
el progreso!
¡Morir entonces! Eso es, se dijo, (resignado):
Quiero morir. ¿Cómo morir? No hay
puentes, no hay cuerdas, no hay pistolas,
ni enfermedades, ni venenos, ni farmacéuticos,
ni doctores. ¡Entonces no quiso
ya más nada! (Quejoso) ¡Qué situación
más desafortunada! (Desdiciéndose) ¡Pero
no, no lloren! No había ni situación ni desgracia.
Felicidad, desgracia, todo eso es
moderno. ¿Cómo termina la historia? Pues
no tenía final. No se habían inventado los
finales. Terminar, es un invento, un progreso.
¡Ah, el progreso! ¡El progreso!