Poema dedicado a su prima y esposa, Salmá,
que murió siendo aún joven.
Un día me dijeron que Salmá había salido a rezar.
Un gracioso pájaro miraba desde la rama
y le pregunté: «¿Quién conoce a Salmá?».
«Yo», y se echó a volar.
«Acércate a mí».
«Aquí estoy», y bajó.
«¿Has visto a Salmá?»
«Sí», y huyó.
Me hirió en lo más íntimo del corazón
y voló.