Invocación a la momia
Esa nariz de huesos y de piel
donde comienzan las tinieblas
de lo absoluto, y la pintura de esos labios
que cierras como un telón
Y ese oro que te roza en sueños
la vida que tus huesos roe,
y las flores de esa mirada falsa
por la que vas hacia la luz
Momia, y esas manos de alambre
para revolverte las entrañas,
esas manos donde la sombra atroz
adquiere el aspecto de un pájaro
Todo esto de que se orna la muerte
con un rito aleatorio,
esa charla de sombras, y el oro
en que nadan tus entrañas negras
por allí yo te encuentro,
por el camino calcinado de las venas
y tu oro es como mi pena
el peor testigo y el más fiel