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Las ganas satisfechas – HENRI MICHAUX – Poema
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Las ganas satisfechas – HENRI MICHAUX

No he hecho daño a nadie en la vida. Sólo tenía las ganas. Pronto ya no tenía más. ganas. Había satisfecho mis ganas.

En la vida uno nunca realiza lo que quiere. Por más que con un asesinato feliz haya suprimido usted a sus cinco enemigos, éstos todavía le crearán problemas. Y eso es el colmo, proveniendo de muertos y para cuya muerte uno se tomó tanto trabajo. Además, en la ejecución siempre hay algo que no estuvo perfecto, en cambio a mi manera puedo matarlos dos veces, veinte veces y más. Cada vez, el mismo hombre me entrega su jeta aborrecida que le hundiré en los hombros hasta que muera, y, una vez consumada dicha muerte y ya frío el hombre, si me molestó un detalle, acto seguido lo levanto y lo vuelvo a asesinar con los retoques apropiados.

Por eso en lo real, como se dice, no hago daño a nadie; ni siquiera a mis enemigos.

Los guardo para mi espectáculo, donde, con el cuidado y el desinterés deseado (sin el cual no existe el arte) y con las correcciones y ensayos convenientes, les ajusto las cuentas.

Por eso, muy poca gente tuvo que quejarse de mí, a menos que hayan venido groseramente a ponerse en mi camino. Y aún así

Vaciado periódicamente de su malevolencia, mi corazón se abre a la bondad, y casi sería posible confiarme a una niñita durante algunas horas. Sin duda, no le sucedería nada enojoso. ¿Quién sabe? hasta me dejaría con pesar

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