Cuando tu madre y yo vamos juntos de viaje,
hacemos las maletas encima de tu cama.
La ropa bien doblada, el neceser,
libros, medicamentos, los billetes,
todo desperdigado, pero en orden.
Aquí es donde comienzan nuestros viajes,
en este íntimo, espacioso cuarto
que pintamos de un suave color fucsia
al saber que ya nunca volverías.
El cuarto echa raíces que, despacio,
se hacen profundas dentro de tu ausencia.
Un lugar donde hacer el equipaje.