En medio del abismo de la duda,
lleno de oscuridad, de sombra vana,
hai una estrella que reflejos mana …
Sublime, sí, mas silenciosa, muda.
Bajo sus rayos el dolor se escuda,
alienta y guía a la conciencia humana,
cuando el jenio del mal con furia insana
golpéala feroz, con mano ruda.
¿Esa estrella brotó del jermen puro
de la humana creación? ¿Bajó del cielo
a iluminar el porvenir oscuro?…
¿A servir al que llora de consuelo?
No sé; mas eso que a nuestra alma inflama,
ya sabéis… ya sabéis… ¡La Fe se llama!