Edvard Munch

Ya no me queda esperanza – EDVARD MUNCH

Ya no me queda esperanza
nada que me haga ilusión.
¿Por qué trabajar – esforzarme
cuando de todos modos
moriré algún día?
Miré a mi padre canoso y encorvado
ante el escritorio – me asombraba que
trabajara con tanto ahínco y – a mi tía
junto a la ventana cosiendo incesantemente
con una mano levantada
Así lleva muchos años.
Y sin embargo están contentos
al menos en comparación conmigo.
Y miré a la gente afuera
en la calle – qué ahínco –
– la gorda mujer del carnicero –
colorada y reluciente
cortaba carne – como seguirá haciendo
toda su vida – simplemente cortar carne.
Qué asco – Pero ella está contenta
Yo quería hacer algo grande – hacerme
famoso – Y por eso he trabajado
con mi sangre – y con todo aquello
de lo que se podía sacar algún partido
Me imaginaba a mí mismo como un hombre
famoso – trabajé incesantemente
me fui haciendo cada vez más famoso –
pero siempre los había mejores que yo –
al final llegué a ser el mejor –
canoso – extenuado
iba a cosechar la recompensa.

La consciencia de haber hecho algo
realmente grande sería la recompensa –
¿Qué era el mejor de los cuadros? – una miserable
copia, una miserable reproducción de nuestra vida –
Y las infinitas constelaciones –
que pueden ser algo grande – si se
piensa en el espacio infinito.
No no nada nada.
¿Por qué no lo habré visto antes? –
Los demás están contentos
creen que recibirán su recompensa
en el paraíso tras su muerte –
Yo mismo lo creí en algún momento – La gloria –
la alegría – la luz la dicha infinita – todo
eso estaba en el paraíso.