Pero, como sucede a veces, a causa del poder
de la alegría, en mentes que ya no pueden ir más lejos.
tan alto como hemos ascendido en el deleite
nos hundimos en nuestro desaliento;
es lo que me pasó esa mañana,
y miedos y fantasías cayeron espesos sobre mí:
una tristeza penumbrosa y pensamientos ciegos, que no conocía ni podía nombrar.