Jules Laforgue

Para el libro del amor – JULES LAFORGUE

Mañana puedo morir y aún no he amado.
Jamás mis labios rozaron unos labios de mujer,
Ninguna me entregó en su mirada el alma,
Ninguna me estrechó contra su extasiado corazón.

Ha sido mi vida un continuo penar, por toda la naturaleza,
Por los seres, por el viento, las flores, el firmamento ,
Sufrir por todos mis nervios, minuciosamente,
Sufrir por no tener un alma aún lo bastante pura.

¡Desprecié el amor y maté la carne!
¡Loco de orgullo, inflexible me mantuve ante la vida!
Y, solo, sobre esa Tierra al Instinto sometida,
Al Instinto desafiaba con amargo rictus.

Por doquier, en los salones, en el teatro en la iglesia,
Antes esos hombres fríos, los más grandes, los más esbeltos,
Y esas mujeres de ojos dulces, celosos y altivos
Cuya alma exquisita redoraríamos castamente,

Pensaba: ¡Mira en lo que ha quedado todo! ¡Escuchaba
Los estertores del inmundo apareamiento de los brutos!
¡Tantas abyecciones para un acceso de tres minutos!
¡Hombres, corrección! ¡Mujeres, seguid con vuestras zalamerías!