La vida anterior
Yo habité largo tiempo bajo pórticos griegos
Cuyas grandes columnas, majestuosas y eternas,
Parecían de noche basálticas cavernas
Que los soles marinos teñían con mil fuegos.
Las ondas, en su danza de celestes despojos,
Mezclaban de manera mística y elocuente
Los acordes de su música onmipotente
Con los colores del crepúsculo en mis ojos.
Allí viví en las voluptuosidades calmas,
En el azur, las olas, los raros esplendores,
Y entre esclavos desnudos impregnados de olores
Que a mi frente traían frescura con sus palmas,
Cuyo solo cuidado era profundizar
Esa secreta herida que me hacía llorar.