Digo «te amo» y tú sonríes,
pero al minuto siguiente
tu rostro afila el borde de una larga sombra.
¿Deberé decir «me fastidias»?
quizá así, luego de tu pena,
tengamos por delante un día luminoso.
¿Deberé talar el único árbol ciruelo de mi jardín,
para ganar benevolencia ante la arrogancia del bosque?
Teh Ping. Reino de Ch’en.