«No te envanezcas», alguien dejó escrito en mi pared. Yo no conozco la letra ni la mano del que inscribió la frase en la cocina. No lo invité tampoco. Entró por el tejado. A quién entonces contestar? Al viento. Escúchame, viento. Desde hace muchos años los vanidosos me echan en cara sus propias y vacías …