Muchos ruidos me molestan, pero el que más odio es el ladrido de los perros: me desgarra los oídos. Solo a un perro me gusta oír ladrar, el de mi vecino. Pues una vez ladró a mi amada, cuando furtivamente a mi casa venía, y casi descubrió nuestro secreto. Ahora, cuando lo oigo, siempre pienso: …