En mis días mozos, solía alegrarme por la mañana, por la noche, lloraba; ahora, que soy más viejo, empiezo desesperado mi día, pero bendito y sereno es su final.
En mis días mozos, solía alegrarme por la mañana, por la noche, lloraba; ahora, que soy más viejo, empiezo desesperado mi día, pero bendito y sereno es su final.