Oh amigos míos, no reniego de uno siquiera de vosotros todos, ni aun de aquel viandante que de la inconcebible vida no era sino una mirada abierta y vacilante. Cuántas veces un ser, aun sin querer, detiene con sus ojos o su gesto la imperceptible fuga de otro ser, haciéndole un instante manifiesto. Los desconocidos. …