Al cabo de cincuenta generaciones (tales abismos nos depara a todos el tiempo) vuelvo en la margen ulterior de un gran río que no alcanzaron los dragones del […]
Mil novecientos veintitantos – JORGE LUIS BORGES
La rueda de los astros no es infinita y el tigre es una de las formas que vuelven, pero nosotros, lejos del azar y de la aventura, nos […]
Los Borges – JORGE LUIS BORGES
Nada o muy poco sé de mis mayores portugueses, los Borges: vaga gente que prosigue en mi carne, oscuramente, sus hábitos, rigores y temores. Tenues como si nunca […]
Blind Pew – JORGE LUIS BORGES
Lejos del mar y de la hermosa guerra, que así el amor lo que ha perdido alaba, el bucanero ciego fatigaba los terrosos caminos de Inglaterra. Ladrado por […]
Susana Soca – JORGE LUIS BORGES
Con lento amor miraba los dispersos colores de la tarde. Le placía perderse en la compleja melodía o en la curiosa vida de los versos. No el rojo […]
Elvira de Alvear – JORGE LUIS BORGES
Todas las cosas tuvo y lentamente todas la abandonaron. La hemos visto armada de belleza. La mañana y el claro mediodía le mostraron, desde su cumbre, los hermosos […]
Valéry como símbolo – JORGE LUIS BORGES
Aproximar el nombre de Whitman al de Paul Valéry es a primera vista una operación arbitraria y (lo que es peor) inepta. Valéry es símbolo de infinitas destrezas […]
El desierto – JORGE LUIS BORGES
Antes de entrar en el desierto los soldados bebieron largamente el agua de la cisterna. Hierocles derramó en la tierra el agua de su cántaro y dijo: Si […]
El sueño – JORGE LUIS BORGES
La noche nos impone su tarea mágica. Destejer el universo, las ramificaciones infinitas de efectos y de causas, que se pierden en ese vértigo sin fondo, el tiempo. […]
Milonga de Juan Muraña – JORGE LUIS BORGES
Me habré cruzado con él en una esquina cualquiera. Yo era un chico, él era un hombre. Nadie me dijo quién era. No sé por qué en la […]
Elegía – JORGE LUIS BORGES
Sin que nadie lo sepa, ni el espejo, ha llorado unas lágrimas humanas. No puede sospechar que conmemoran todas las cosas que merecen lágrimas: la hermosura de Helena, […]
Prólogo a «Los conjurados» – JORGE LUIS BORGES
PRÓLOGO A nadie puede maravillar que el primero de los elementos, el fuego, no abunde en el libro de un hombre de ochenta y tantos años. Una reina, […]