Esta mañana, nada más salir al jardín, ya me parecía haberme dejado algo en casa. Dos pasos hasta el albaricoquero y vuelta a entrar. Ahora que ya no tengo nada que hacer estoy sentado frente a la ventana y me pregunto: ¿Quieres esto? ¿Quieres lo otro? He quemado las páginas de los libros, los calendarios, …